mardi 27 mars 2012

Cláudia Andujar

Claudia Andujar (Neuchâtel, Switzerland, 1931- ). Photographer. She lived in Hungary and then in the United States, before moving to São Paulo in 1957. Devoted herself to photography and worked for national and international publications such as the magazines Realidade, Claudia and Life. She also lectured in photography on various courses, including the one at the Museu de Arte de São Paulo Assis Chateaubriand - Masp [São Paulo Assis
Chateaubriand - Masp [São Paulo Assis Chateaubriand Museum of Art]. During the 1970s, she was a member of the photographic team of Realidade and carried out a wide-ranging reportage on Amazonia. During this period, she received a scholarship from the US institution, the Guggenheim Foundation, and subsequently another from the São Paulo State Research Support Foundation (Fapesp) to study the Yanomami Indians, with their traditions and way of life, forming the central theme of her work since then. From 1978 to 1992, she worked for the Committee for the Creation of the Yanomami Reserve and coordinates the campaign for the demarcation of indigenous lands. From 1993 to 1998, she worked for the Institutional Programme of the Pro-Yanomami Commission. In partnership with George Love, she published the books Amazônia (publisher Editora Praxis) in 1978; Mitopoemas Yanomami, (publisher Olivetti do Brasil) in 1979; Missa da Terra sem Males [Mass of the Land without Evil (publisher Tempo e Presença), in 1982; and Yanomani: A Casa, a Floresta, o Invisível [Yanomami: the House, the Forest, the Invisible] (publisher DBA) in 1998, among others. In 2005, her book A Vulnerabilidade do Ser [The Vulnerability of Being] was published by Editora Cosac & Naify.

Critical Commentary
During the 1970s, Claudia Andujar received a scholarship from the Guggenheim Foundation in the United States and subsequently another from the Fundação de Auxílio à Pesquisa do Estado de São Paulo [São Paulo Research Support Foundation] (Fapesp) to study the Yanomami Indians, living among them for five years. Her observation of the way of life and traditions of the Yanomami has been the theme of her activity as a photographer since then.

In works shown at the 24th São Paulo International Bienal, in 1998, she presented images in sepia with major interventions of the light, attracting the attention of the spectator principally to the gazes and gestures of the Indians. Her portraits are generally taken against a neutral background, with the light striking on them as a golden graining. In other works, she includes in her photos the images produced by the Yanomami themselves, such as rock paintings. She has published books and made a documentary on her research.

From 1978 to 1992, the photographer took part in the Comissão pela Criação do Parque Yanomami [Commission for the Creation of the Yanomami Reserve], coordinating the campaign for the demarcation of indigenous lands and fighting for their rights. From 1993 to 1998, she was also active in the Programa Institucional da Comissão Pró-Yanomami [Institutional Programme of the Pro-Yanomami Commission].







vendredi 23 mars 2012

Kathy Acker interviews William S. Burroughs




Kathy Acker interviews William S. Burroughs - part 1/3

Kathy Acker interviews William S. Burroughs - part 2/3


Kathy Acker interviews William S. Burroughs - part 3/3

mercredi 21 mars 2012

Meret Oppenheim - Poème...



Si vous me dites ce qui est juste, je sais
vous chanter l'Eloge du corbeau avec les pieds
qui changent et qui scintillent.
Ce que je préfère, ce sont ces froides fleurs de rire
Et leurs clins d'œil, dont les ombres luisent dans
l'obscurité.

Qui prendra la folie aux arbres ?
A qui le ciel fait-il cadeau de violettes de vapeur ?
Comment une chute conseille-t-elle une suivante ?

On trouve comme ceci la solution de ces questions et
d'autres :

Qu'on sépare la senteur de son parcours et qu'on essaie
de faire un nœud à son oreille tout en courant un mille.
L'air peut alors raccourcir ses limites de deux degrés et
le résultat ne se fait pas attendre.



vendredi 16 mars 2012

Joel-Peter Witkin - L'image indélébile (1994, Jérôme de Missolz)



Joel-Peter Witkin, l’image indélébile (1994 - 55’) 


Un portrait du photographe américain sur la route. Ses lieux de prédilection : les écoles de médecine, les morgues, les bordels, les hôpitaux psychiatriques. Ses modèles : des estropiés, des nains, des transexuels, des cadavres d’animaux. Le film suit pendant une année la quête perfectionniste et mystique de Witkin, son rapport bouleversant au merveilleux, ses tâtonnements aux limites des codes éthiques et des valeurs esthétiques. Le film a été primé au festival international du film d’art de Montréal. 










jeudi 15 mars 2012

Frida Kahlo (Biografía)




Frida Kahlo (Biografía)
Año: 2008
Duración: 52:26 Minutos
Audio: Castellano
Subtitulos: No
 Sinopsis:
Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón, mejor conocida como Frida Kahlo (n. Coyoacán, Ciudad de México; 6 de julio de 1907 – 13 de julio de 1954) fue una destacada pintora mexicana.
Su vida quedó marcada por el sufrimiento físico que comenzó con la poliomielitis que contrajo en 1913 y continuó con diversas enfermedades, lesiones, accidentes y operaciones. Esta primera enfermedad le dejó una secuela permanente: la pierna derecha mucho más delgada que la izquierda.
El aburrimiento que le provocaba su postración la llevó a empezar a pintar: en 1926, todavía en su convalecencia, pintó su primer autorretrato, el primero de una larga serie en la cual expresará los eventos de su vida y sus reacciones emocionales ante los mismos. La mayoría de sus pinturas las realizará estirada en su cama y en el baño. Sin embargo su gran fuerza y energía por vivir le permitieron una importante recuperación.
Murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954. No se realizó ninguna autopsia . Fue velada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México y su féretro fue cubierto con la bandera del Partido Comunista mexicano, un hecho que fue muy criticado por toda la prensa nacional. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas las alberga la Casa Azul de Coyoacán, lugar que la vio nacer.
Sus últimas palabras en su diario fueron: “Espero que la marcha sea feliz y espero no volver jamás”.
A los cuatro años de su muerte, la Casa Azul se convirtió en el Museo Frida Kahlo.













Frida Kahlo - La Cinta Que Envuelve Una Bomba

Hija del fotógrafo alemán Guillermo Kahlo Kaufmann, la pintora Frida Kahlo nació en la ciudad de México en 1907 y sufrió en 1925 un accidente que marcaría el resto de su vida y de su creación. Contrajo matrimonio con Diego Rivera en dos ocasiones; fue una activa participante del trotskismo y anfitriona del matrimonio Trotsky en México; trabó amistad con André Breton y tomó parte durante toda su vida en diversos actos de la izquierda nacional, pero ni la personalidad abrumadora del muralista Rivera, ni la celebridad de sus amistades o su militancia política ocultan lo más importante: su autoría de una obra única, vinculada estrechamente con su persona y su pertenencia a una brillante generación de creadoras mexicanas que cambiarían la historia del arte nacional durante el período de entreguerras. Fallecida en 1953, el mismo año que una exposición individual de su obra fue presentada en la Galería de Arte Contemporáneo, Frida Kahlo sería revalorada en las décadas siguientes hasta ser considerada -según varias voces- como la pintora latinoamericana más importante del siglo XX. Este documental presenta, mediante el uso de fotografías familiares, videos y comentarios de los parientes de Kahlo, algunas facetas de la vida privada de la artista, como sus problemas físicos, su bisexualidad o el amor devoto que profesaba hacia Diego Rivera, además del desarrollo de su particular estilo pictórico.












mardi 13 mars 2012

Alejandra Pizarnik - Memoria Iluminada




Documental completo sobre la vida y la obra de Alejandra Pizarnik, de Ernesto Ardito y Virna Molina. El documental fue emitido como miniserie por canal Encuentro, con el nombre de "Memoria Iluminada : Alejandra Pizarnik".


ALEJANDRA - ENGLISH SUBTITLES - 2013 - 102' from Ernesto Ardito y Virna Molina on Vimeo.



“Mis lecturas tan lentas. El día despacioso en el que yací muchas horas, vacía, como una muerta con alas. No ha sido muy desdichado, pero he descubierto que cuando no estoy angustiada, no soy. Es como si la vida se me anunciara a golpes y no de ninguna otra manera. Si no fuera por el dolor mi mundo interior equivaldría al de cualquier muchacha de esas que bostezan en los colectivos, a la mañana, ataviadas para sus empleos en oficinas. Con todo derecho yo puedo hablar del -dolor de estar viva-.”
Alejandra Pizarnik

El Sol, el poema
Barcos sobre el agua natal.
Agua negra, animal de olvido. Agua lila, única vigilia.
El misterio soleado de las voces en el parque. Oh tan antiguo.

-Alejandra Pizarnik

Nada podré hacer si no me impongo un método de trabajo. Y en primer lugar, un método de aprendizaje literario. Si yo tuviera el lenguaje en mi poder escribiría día y noche, pues es lo que más deseo. Pero ya es obsesiva mi desconfianza en el manejo del idioma. Y la novela se convierte en utopía. Cómo estudiar, y trabajar, y leer, y escribir. Y lo quiero todo al mismo tiempo. Y también embriagarme, y ver amigos y angustiarme, y asistir a todos los [tachado]. Pero sobre todo angustiarme y querer morir porque quisiera ser todo y sólo soy nada. (¿Qué significa mi abuso de la conjunción y? ¿Qué sino prolongar hasta el infinito cuestiones que es necesario resolver ahora y aquí?) No es esto todo: también quiero leer filosofía y ocultismo. También quiero pintar y aprender inglés y alemán, historia del arte e historia de las civilizaciones americanas. Y no pienso poco en la posibilidad de un viaje. En suma, frustración de frustraciones.

Diarios, lunes 28 de abril de 1958.

“Odio los números movibles, los absurdos números del reloj que parecen detenerse indefinidamente en un avance sin sentido. Yo amo la quietud, el suave avanzar de la luz, la decisión de la luz, su estarse quieta mucho tiempo; amo la persistencia del sol, que se prolonga como un alcohol magnífico bebido con enorme lentitud… Y amo la noche.”
Alejandra Pizarnik


“Sin saber cómo ni cuando, he aquí que me analizo. Esa necesidad de abrirse y ver. Presentar con palabras. Las palabras como conductoras, como bisturíes. Tan sólo con las palabras. ¿Es esto posible? Usar el lenguaje para que diga lo que impide vivir. Conferir a las palabras la función principal. Ellas abren, ellas presentan. Lo que no diga será examinado. El silencio es la piel, el silencio cubre y cobija la enfermedad. palabras filosas (pero no son palabras sino frases y tampoco frases sino discursos). Imposibilidad de fraguar símbolos. De allí la imposibilidad de escribir obras de ficción.”
Fragmentos de “Alejandra Pizarnik: Semblanza”, antología de Frank Graziano


“cuidado con las palabras                                          
(dijo)
tienen filo
te cortarán la lengua
cuidado
te hundirán en la cárcel
cuidado
no despertar a las palabras

acuéstate en las arenas negras
y que el mar te entierre
y que los cuervos se suiciden en tus ojos cerrados
cuídate
no tientes a los ángeles de las vocales
no atraigas frases
poemas
versos
no tienes nada que decir
nada que defender
sueña sueña que no estás aquí                            
que ya te has ido
que todo ha terminado

*

Como una idiota cruzando la calle
tengo miedo, me río, me saludo en el espejo
con una sábana hedionda,
me corto de raíz,
me escupo, me execro.
Como una santa acosada
por voces angélicas
me hundo en la canción de las plagas
y me vengo, me renuncio,
me silencio, me recuerdo.

*

Sumisa a la niña muda                                      
que habla en mi nombre,
me cierro, me defiendo,
cuando las cosas,
como hordas de huecos,
vienen a mi terror.

*

temo dejar de ser
la que nunca fui

beber en el silencio
adentro del silencio


Textos entre 1956-1960.”




Diarios - Alejandra Pizarnik

Sábado, 25 de agosto [Saint-Tropez, 1962]

Por un instante, en la playa, se me presentó la vieja imagen de la adolescente que quise ser: una muchacha de rostro fino y noble, bella tal vez pero de una manera sobria, que lleva por la playa soleada su cuerpo menudo y armonioso, un poco ambiguo sexualmente, pero no demasiado y en todo caso sería una ambigüedad provocada por lo juvenil de ese cuerpo y no por un conflicto sexual. Entonces respiré dichosa —un minuto—: me vi limpia, tranquila, sin preocupaciones poéticas ni económicas, sin este sentir trágico y humorístico que me hace ser, entre los otros, un personaje genial o un horror erguido en dos piernas nada fácil de aguantar. Creo que mi aspecto físico es una de las razones por las que escribo: tal vez me creo fea y por ello mismo eximida del exiguo rol que toda muchacha soltera debe jugar antes de alcanzar un lugar en el mundo, un marido, una casa, hijos. Pero a veces, mirándome bien, veo lúcidamente que no soy nada fea y que mi cuerpo, aunque no intachable, es muy bello. Pero yo amo tanto la belleza que cualquier aproximación a ella, en tanto no sea su consumación perfecta, me enerva. Y que mi rostro sea interesante no me consuela. Además me molesta mi carencia de edad visible: a veces me dan catorce años y a veces diez años más que la edad que tengo, lo que me angustia mucho no por miedo a la vejez ni a la muerte (las llamo a gritos) sino porque sé que necesito de un cuerpo adolescente para que mi mentalidad infantil no sienta la penosa impresión de ser una niña perdida dentro de un cuerpo maduro y ya afligido por el tiempo. Por eso mi perpetuo régimen alimenticio y mi forzada resistencia al alcohol —sé prefectamente que si no me suicido pronto, me daré a la bebida.

Pero debiera, por una vez, ser más accesible y, digamos, “normal”: estoy en Saint-Tropez, es decir a 3 km de Saint-Tropez. En vez de quedarme encerrada en la pieza debiera ir a visitar el pueblo, conocer las viejas callecitas, mirar la gente. En mí, volver de un sitio sin haberlo visto es un motivo de orgullo. Decir “no” en vez de “sí” me emociona. Hoy, conversando (sin mucha facilidad) con [m.l.] me dijo a propósito de alguien: “Tiene algo que admiro profundamente: un interés por todas las cosas, un vivir a fondo todo lo que le sucede”. Sentí angustia en ese instante: Soy todo lo contrario. Y ahora que lo escribo mi angustia aumenta porque siento que soy nada, que nada hice, que nada haré y que la literatura es la pobre excusa que doy y que me doy para poder quedarme encerrada en una pieza llena de libros y papeles, en un desorden muy intelectual.

No obstante, cuado leo y escribo con ganas, mi vida no me parece pobre. Todo lo contrario. Lo que me hace sentir pobre e idiota es compartir el ritmo de la llamada “gente normal”, como ahora, por ejemplo, en que los otros nadan, navegan, toman sol, hablan de cosas intrascendentes, comen y beben a gusto… Otra cosa que me dolió fue encontrarme ayer con Marguerite Duras, feliz con sus cuatro baños diarios en el mar, hablándome de sus amigos, de su hijo, de su perro, de comida, de autos sport, y todo comentado sin angustia, sin frases definitivas, sin literatura, como lo hace alguien que pertenece a este mundo y participa plenamente de él. Y yo siempre tan lejana, tan al borde del abismo, sintiendo un dolor agudo cuando me baño en el mar, sufriendo bajo los rayos del sol, sintiendo con todas mis fuerzas que no puedo vivir, que estoy tensa y deshecha, un despojo humano, una depresiva ni siquiera maníaca pero inapta para todo.

Vida frágil, absurda, cómica, triste. Hagas lo que hagas, aunque escribas laDivina Comedia, seguirás siendo alguien muy ridícula, muy melancólica, pintoresca y graciosa durante unos minutos, fatigante y atrozmente aburrida en la convivecia diaria.

“Escribí un poema. No tiene ninguna importancia. Soy una enorme herida. Es la soledad absoluta. No quiero preguntar por qué.”

“En mí el lenguaje es siempre un pretexto para el silencio.”

“Me veo obligado ya a admitir que la ansiedad es mi estado genuino, ocasionalmente interrumpido por el trabajo, el placer, la melancolía o la desesperación.”

“Esta espera inenarrable, esta tensión de todo el ser, este viejo hábito de esperar a quien sé que no va a venir.”

“Simplemente no soy de este mundo… Yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva… No puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie… ¿Qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. No lo querré acaso”.

“Lo que me fascina de la masturbación es la enorme posibilidad de transformaciones que ofrece. Ese poder ser objeto y sujeto al mismo tiempo… abolición del tiempo, del espacio…”

“El error está en querer sentir una dicha extrema o un total abatimiento. Los estados neutros de mi vigilia sobria ‘hechos de una leve angustia y un sorda ansiedad’ , me son insoportables. Soy trágica, admitámoslo.”

“¿Qué quiero? Ya es bastante que viva, que no robe ni mate ni ejerza la prostitución. En vez de ello leo poemas y estoy angustiada.”
Alejandra Pizarnik

EXTRACCIÓN DE LA PIEDRA DE LA LOCURA.
La luz mala se ha avecinado y nada es cierto. Y si pienso en todo lo que leí acerca del espíritu… Cerré los ojos, vi cuerpos luminosos que giraban en la niebla, en el lugar de las ambiguas vecindades. No temas, nada te sobrevendrá, ya no hay violadores de tumbas. El silencio, el silencio siempre, las monedas de oro del sueño.
Hablo como en mí se habla. No mi voz obstinada en parecer una voz humana sino la otra que atestigua que no he cesado de morar en el bosque.
Si vieras a la que sin ti duerme en un jardín en ruinas en la memoria. Allí yo, ebria de mil muertes, hablo de mí conmigo sólo por saber si es verdad que estoy debajo de la hierba. No sé los nombres. ¿A quién le dirás que no sabes? Te deseas otra. La otra que eres se desea otra. ¿Qué pasa en la verde alameda? Pasa que no es verde y ni siquiera hay una alameda. Y ahora juegas a ser esclava para ocultar tu corona ¿otorgada por quién? ¿quién te ha ungido? ¿quién te ha consagrado? El invisible pueblo de la memoria más vieja. Perdida por propio designio, has renunciado a tu reino por las cenizas. Quien te hace doler te recuerda antiguos homenajes. No obstante, lloras funestamente y evocas tu locura y hasta quisieras extraerla de ti como si fuese una piedra a ella, tu solo privilegio. En un muro blanco dibujas las alegorías del reposo, y es siempre una reina loca que yace bajo la luna sobre la triste hierba del viejo jardín. Pero no hables de los jardines, no hables de la luna no hables de la rosa, no hables del mar. Habla de lo que sabes. Habla de lo que vibra en tu médula y hace luces y sombras en tu mirada, habla del dolor incesante de tus huesos, habla del vértigo, habla de tu respiración, de tu desolación, de tu traición. Es tan oscuro, tan en silencio el proceso a que me obligo. Oh habla del silencio.
De repente poseída por un funesto presentimiento de un viento negro que impide respirar, busqué el recuerdo de alguna alegría que me sirviera de escudo, o de arma de defensa, o aun de ataque. Parecía el Eclesiastés: busqué en todas mis memorias y nada, nada debajo de la aurora de dedos negros. Mi oficio (también en el sueño lo ejerzo) es conjurar y exorcizar. A qué hora empezó la desgracia? No quiero saber. No quiero más que un silencio para mí y las que fui, un silencio como la pequeña choza que encuentran en el bosque los niños perdidos. Y qué sé yo qué ha de ser de mí si nada rima con nada.
Te despeñas. Es el sinfín desesperante, igual y no obstante contrario a la noche de los cuerpos donde apenas un manantial cesa aparece otro que reanuda el fin de las aguas.
Sin el perdón de las aguas no puedo vivir. Sin el mármol final del cielo no puedo morir.
En ti es de noche. Pronto asistirás al animoso encabritarse del animal que eres. Corazón de la noche, habla.
Haberse muerto en quien se era y en quien se amaba, haberse y no haberse dado vuelta como un cielo tormentoso y celeste al mismo tiempo.
Hubiese querido más que esto y a la vez nada.

Va y viene diciéndose solo en solitario vaivén. Un perderse gota a gota el sentido de los días. Señuelos de conceptos. Trampas de vocales. La razón me muestra la salida del escenario donde levantaron una iglesia bajo la lluvia: la mujer-loba deposita a su vástago en el umbral y huye. Hay una luz tristísima de cirios acechados por un soplo maligno. Llora la niña loba. Ningún dormido la oye. Todas las pestes y las plagas para los que duermen en paz.
Esta voz ávida venida de antiguos plañidos. Ingenuamente existes, te disfrazas de pequeña asesina, te das miedo frente al espejo. Hundirme en la tierra y que la tierra se cierre sobre mí. Éxtasis innoble. Tú sabes que te han humillado hasta cuando te mostraban el sol. Tú sabes que nunca sabrás defenderte, que sólo deseas presentarles el trofeo, quiero decir tu cadáver, y que se lo coman y se lo beban.
Las moradas del consuelo, la consagración de la inocencia, la alegría inadjetivable del cuerpo.
Si de pronto una pintura se anima y el niño florentino que miras ardientemente extiende una mano y te invita a permanecer a su lado en la terrible dicha de ser un objeto a mirar y admirar. No (dije), para ser dos hay que ser distintos. Yo estoy fuera del marco pero el modo de ofrendarse es el mismo.
Briznas, muñecos sin cabeza, yo me llamo, yo me llamo toda la noche. Y en mi sueño un carromato de circo lleno de corsarios muertos en sus ataúdes. Un momento antes, con bellísimos atavíos y parches negros en el ojo, los capitanes saltaban de un bergantín a otro como olas, hermosos como soles.
De manera que soñé capitanes y ataúdes de colores deliciosos y ahora tengo miedo a causa de todas las cosas que guardo, no un cofre de piratas, no un tesoro bien enterrado, sino cuantas cosas en movimiento, cuantas pequeñas figuras azules y doradas gesticulan y danzan (pero decir no dicen), y luego está el espacio negro -déjate caer, déjate caer-, umbral de la más alta inocencia o tal vez tan sólo de la locura. Comprendo mi miedo a una rebelión de las pequeñas figuras azules y doradas. Alma partida, alma compartida, he vagado y errado tanto para fundar uniones con el niño pintado en tanto que objeto a contemplar, y no obstante, luego de analizar los colores y las formas, me encontré haciendo el amor con un muchacho viviente en el mismo momento que el del cuadro se desnudaba y me poseía detrás de mis párpados cerrados.
Sonríe y yo soy una minúscula marioneta rosa con un paraguas celeste yo entro por su sonrisa yo hago mi casita en su lengua yo habito en la palma de su mano cierra sus dedos un polvo dorado un poco de sangre adiós oh adiós.
Como una voz no lejos de la noche arde el fuego más exacto. Sin piel ni huesos andan los animales por el bosque hecho cenizas. Una vez el canto de un solo pájaro te había aproximado al calor más agudo. Mares y diademas, mares y serpientes. Por favor, mira cómo la pequeña calavera de perro suspendida del cielo raso pintado de azul se balancea con hojas secas que tiemblan en torno de ella. Grietas y agujeros en mi persona escapada de un incendio. Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna. Miserable mixtura. Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así de rodeada de muerte. Y es sin gracia, sin aureola, sin tregua. Y esa voz, esa elegía a una causa primera: un grito, un soplo, un respirar entre dioses. Yo relato mi víspera, ¿Y qué puedes tú? Sales de tu guarida y no entiendes. Vuelves a ella y ya no importa entender o no. Vuelves a salir y no entiendes. No hay por donde respirar y tú hablas del soplo de los dioses.
No me hables del sol porque me moriría. Llévame como a una princesita ciega, como cuando lenta y cuidadosamente se hace el otoño en un jardín.
Vendrás a mí con tu voz apenas coloreada por un acento que me hará evocar una puerta abierta, con la sombra de un pájaro de bello nombre, con lo que esa sombra deja en la memoria, con lo que permanece cuando avientan las cenizas de una joven muerta, con los trazos que duran en la hoja después de haber borrado un dibujo que representaba una casa, un árbol, el sol y un animal.
Si no vino es porque no vino. Es como hacer el otoño. Nada esperabas de su venida. Todo lo esperabas. Vida de tu sombra ¿qué quieres? Un transcurrir de fiesta delirante, un lenguaje sin límites, un naufragio en tus propias aguas, oh avara.
Cada hora, cada día, yo quisiera no tener que hablar. Figuras de cera los otros y sobre todo yo, que soy más otra que ellos. Nada pretendo en este poema si no es desanudar mi garganta.

Rápido, tu voz más oculta. Se transmuta, te transmite. Tanto que hacer y yo me deshago. Te excomulgan de ti. Sufro, luego no sé. En el sueño el rey moría de amor por mí. Aquí, pequeña mendiga, te inmunizan. (Y aún tienes cara de niña; varios años más y no les caerás en gracia ni a los perros.)
mi cuerpo se abría al conocimiento de mi estar
y de mi ser confusos y difusos
mi cuerpo vibraba y respiraba
según un canto ahora olvidado
yo no era aún la fugitiva de la música
yo sabía el lugar del tiempo
y el tiempo del lugar
en el amor yo me abría
y ritmaba los viejos gestos de la amante
heredera de la visión
de un jardín prohibido
La que soñó, la que fue soñada. Paisajes prodigiosos para la infancia más fiel. A falta de eso -que no es mucho-, la voz que injuria tiene razón.

La tenebrosa luminosidad de los sueños ahogados. Agua dolorosa.

El sueño demasiado tarde, los caballos blancos demasiado tarde, el haberme ido con una melodía demasiado tarde. La melodía pulsaba mi corazón y yo lloré la pérdida de mi único bien, alguien me vio llorando en el sueño y yo expliqué (dentro de lo posible), mediante palabras simples (dentro de lo posible), palabras buenas y seguras (dentro de lo posible). Me adueñé de mi persona, la arranqué del hermoso delirio, la anonadé a fin de serenar el terror que alguien tenía a que me muriera en su casa.
¿Y yo? ¿A cuántos he salvado yo?
El haberme prosternado ante el sufrimiento de los demás, el haberme acallado en honor de los demás.
Retrocedía mi roja violencia elemental. El sexo a flor de corazón, la vía del éxtasis entre las piernas. Mi violencia de vientos rojos y de vientos negros. Las verdaderas fiestas tienen lugar en el cuerpo y en los sueños.
Puertas del corazón, perro apaleado, veo un templo, tiemblo, ¿qué pasa? No pasa. Yo presentía una escritura total. El animal palpitaba en mis brazos con rumores de órganos vivos, calor, corazón, respiración, todo musical y silencioso al mismo tiempo. ¿Qué significa traducirse en palabras? Y los proyectos de perfección a largo plazo; medir cada día la probable elevación de mi espíritu, la desaparición de mis faltas gramaticales. Mi sueño es un sueño sin alternativas y quiero morir al pie de la letra del lugar común que asegura que morir es soñar. La luz, el vino prohibido, los vértigos, ¿para quién escribes? Ruinas de un templo olvidado. Si celebrar fuera posible.
Visión enlutada, desgarrada, de un jardín con estatuas rotas. Al filo de la madrugada los huesos te dolían. Tú te desgarras. Te lo prevengo y te lo previne. Tú te desarmas. Te lo digo, te lo dije. Tú te desnudas. Te desposees. Te desunes. Te lo predije. De pronto se deshizo: ningún nacimiento. Te llevas, te sobrellevas. Solamente tú sabes de este ritmo quebrantado. Ahora tus despojos, recogerlos uno a uno, gran hastío, en dónde dejarlos. De haberla tenido cerca, hubiese vendido mi alma a cambio de invisibilizarme. Ebria de mí, de la música, de los poemas, por qué no dije del agujero de ausencia. En un himno harapiento rodaba el llanto por mi cara. ¿Y por qué no dicen algo? ¿Y para qué este gran silencio?

                 *
                                                                 
La enamoradaesta
Esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues.  

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro                  
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú                    
 te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

Alejandra Pizarnik.-


jeudi 8 mars 2012

Benjamin Péret - La nature dévore le progrès et le dépasse



Le soleil de midi écorche vif les spectres qui n'ont pas su se cacher à temps. Leurs os devenus violons déchireront les oreilles des hommes aventureux égarés dans les forêts imitant une cour d'empereur de la décadence romaine.
Des langues de feu, des lueurs de seins, des chatoiements d'azur traversent la pénombre fruitée de vampires. C'est à peine si l'on marche sur le sol. Le sol à l'air d'une cervelle qui voudrait se donner des allures d'éponge.
Le silence pèse dans les oreilles autant qu'une pépite d'or dans la main, mais l'or est plus mou qu'une orange. Pourtant, l'homme est par là. Il a percé un corridor dans la verdure et, tout au long de ce corridor, a déroulé un fil télégraphique. Mais vite, la forêt s'est lassée de pincer la corde qui ne rendait jamais qu'une voix d'homme et les plantes, mille plantes plus zélées, plus ardentes les unes que les autres se sont empressées d'étouffer cette voix sous leur baiser ; puis le silence est retombé sur la forêt comme un parachute sauveur.
Là, plus que partout ailleurs, la mort n'est qu'une manière d'être temporaire de la vie, masquant un côté de son prisme pour que la lumière se concentre, plus brillante sur les autres faces.
Les crânes de ruminants abritent, dans les grands arbres menacés de mille lianes, des nichées d'oiseaux reflétant le soleil sur leurs ailes, les feuilles sur leur gorge. Et des taches de ciel bleu palpitent sur des charognes qui se métamorphosent en amas de papillons.
La vie lutte de toute ses forces, de toute ses heures marquées, au cadran de l'eau, par des nuages de moustiques. La vie aime et tue, caresse passionnément d'une main assassine ce qu'elle adore. Des graines, germant comme des marteaux-pilons, clouent implacablement au sol les fourmis qui les ont avalées et à qui elles doivent sans doute leur terrible puissance de germination . Le sang appelle les fleurs qui sanglotent et les fleurs tuent mieux qu'un pistolet. Elles tuent le pistolet.
Là où la genèse n'a pas encore dit son dernier mot, la où la terre ne se sépare de l'eau que pour engendrer du feu d'ans l'air, sur terre ou dans l'eau, mais surtout, là où terre et eau, terrifiées par le feu céleste, font l'amour nuit et jour, en Amérique équatoriale le fusil chasse l'oiseau qu'il ne tue pas et le serpent broie le fusil comme un lapin.
La forêt a reculé devant la hache et la dynamite, mais entre deux passages de train, elle s'est élancée sur la voie en adressant au mécanicien du convoi des gestes provocants et des œillades aguichantes. Une fois, deux fois, il résistera à la tentation qui le poursuivra tout le long du parcours, d'une traverse verdoyante à un signal masqué par un essaim d'abeilles, mais un jour il écoutera l'appel de l'enchanteresse qui aura le regard d'une femme aimée. La machine s'arrêtera pour une étreinte qu'elle voudrait passagère, mais qui se prolongera à l'infini, selon le désir perpétuellement renouvelé de la séductrice. Pour être muette, la sirène n'en sait pas moins entraîner irrémédiablement sa victime dans des abîmes sans retour.
Dès lors, commence la lente absorption : bielle par bielle, manette par manette, la locomotive rentre dans le lit de la forêt et, de volupté en volupté, se baigne, frémit, gémit comme une lionne en rut. Elle fume des orchidées, sa chaudière abrite les ébats de crocodiles éclos de la veille, cependant que dans le sifflet vivent des légions d'oiseaux-mouches qui lui rendent une vie chimérique et provisoire car bientôt la flamme de la forêt après avoir longuement léché sa proie l'avalera comme une huître.
Au loin de lents gratte-ciels d'arbres s'édifieront pour signifier un défit impossible à relever.

( Extrait de la revue « Minotaure » n°10, troisième série, quatrième année, hiver 1937 )



dimanche 4 mars 2012

Kenneth Patchen


http://en.wikipedia.org/wiki/Kenneth_Patchen
http://www.foxylounge.com/Kenneth-Patchen-1911-1972-poemes


“And it is true, it is true
I saw the ships
beautiful as ever maiden singing in a dream
Yes, I saw the ships
but they were all sailing away”
Kenneth Patchen


“Of the same beauty were stars made
That they might guide their earthly sister
When she undertook the white still journey
Into the country of His gentle keeping.”
Kenneth Patchen, Cloth of the Tempest


“Suddenly
We knew we could not belong again to simple love.
I saw your opening eyes reject the trade of tiny things
And I reasoned that the whole world might lie naked
In the earth of your eyes…”
Kenneth Patchen, from “In Judgement of the Leaf”

Allen Ginsberg and Kenneth Patchen Backstage at the Living Theatre,
New York City, Where Patchen Was Performing with Charlie Mingus      1959

“A faint breathing behind me… Wheeling round, hurtling the lamp to the floor in my haste, I beheld, as the flames licked upward to the curtains (spreading tiny people of fire against the window), a little girl holding a doll in her arms.
The doll’s lips moved and I saw that, whereas the body, legs, arms, and torso were of sawdust and painted wax, the head was that of a young man. Blood trickled in a little rill from the corner of his mouth.

I was positive that we were being watched.

“My brother—” she said. “They took him away to war.” Her shoulders moved convulsively in the light from the flames which were now running about our feet.



“Yes, child,” I managed to say.

“And now— this morning— I woke up with my dolly in my arms…” She sobbed in heartbroken terror. “My brother’s head— you see! he’s trying to say something.”

It was true. The mouth moved in and out like a small red door in his mutilated face.

I bent over. “What do you want to say?”

The fire was roaring and snapping and I couldn’t hear all he said.

I heard: “The dogs… the dogs…”

The little girl’s dress was on fire now. Flames skirled around her doll, reaching up to her brother’s poor face.

“The dogs belong to…”

At that moment a hand wrenched the doll from the child’s arms and something struck me a glancing blow on the back of the head.

I fell into the cave where all of us are alone.”
Kenneth Patchen, The Journal Of Albion Moonlight.




Kenneth Patchen Part 1




Kenneth Patchen Part 2





Kenneth Patchen reads from the Journal of Albion Moonlight.
 Out of print recording, extremely rare.








Kenneth Patchen -- In Order To 









The City Wears A Slouch Hat Cutout of "The City Wears A Slouch Hat" 
                                          (1942) by John Cage and Kenneth Patchen